Javier Castaño y la suerte de varas.

'El toro ha acusado en la muleta el tercio de varas y ojalá hubiese durado un poco más. Pero ha sido un gran toro. Hay que dar la enhorabuena al ganadero, porque que un toro se venga de esa forma al caballo desde el medio y lo que ha aguantado después... La de varas es una suerte muy bonita y a la gente le gusta. Si luego el toro dura, mejor, pero si no, bueno, por lo menos ya hemos visto algo'.



Javier Castaño entiende a Las Ventas

En medio de la nada Javier Castaño puso la plaza boca abajo con lo más clásico, la lidia. Se inventó un soberbio tercio de varas, dando confianza al toro cuando nada hacía presagiar que fuera a agradecerla. Su cuadrilla le acompañó magistralmente y cambiaron entre todos el signo de una tarde oscura. Los aficionados bramaron con cada arrancada del toro y cada cite de Plácido Sandoval “Tito”. Javier Castaño, que no consiguió en el último tercio una faena lucida, sí que se entregó, se cruzó y se negó a mover las zapatillas a pesar de la escasa franqueza en las embestidas. Falló con la espada que quedó demasiado tendida pero el peso de su lidia fue suficiente para que diera una importante vuelta al ruedo. Frascuelo e Ignacio Garibay no pudieron remontar la mansedumbre de sus lotes.


Adiós Julio, adiós.

Todo lo importante del festejo ocurrió al final. Miguel Ángel Perera estuvo a gusto con un toro de mucha calidad de Las Ramblas, el mejor de un encierro que adoleció de falta de fuerza y empuje en el último tercio. Perera empezó templando en tandas de muletazos largos para terminar pegándose un arrimón cuando al toro se le acabó el fuelle. Mató al segundo volapié y a pesar de la petición perdió una oreja. Segundos después Julio Aparicio pidió a “El Fandi” que le cortara la coleta antes de enfilar la vuelta al portón de cuadrillas. Además de eso, “El Fandi” toreó con temple a la verónica y pareó espectacularmente al segundo de la tarde. Saltó un espontáneo al ser devuelto el cuarto a los corrales pero no llegó al toro. Presidió el festejo la Infanta Doña Elena desde el Palco Real.


Oreja que sabe a Puerta Grande

Gómez del Pilar ha dado una extraordinaria tarde de toros ayudado por un gran lote de Guadaira. El novillero madrileño cortó una oreja del quinto y de no haber fallado con la espada para rematar sus dos faenas se habría ido por la Puerta Grande con, por lo menos, tres orejas. Gómez del Pilar tuvo la rabia y el descaro de un novillero y, además, el aplomo de un matador para llevar enganchados a sus dos novillos en tandas por los dos pitones que estarán, seguro, entre lo mejor de la feria. Se lució con el capote y recibió a sus dos novillos a porta gayola. Alberto Durán y Damián Castaño sortearon lotes de peores condiciones y los dos estuvieron solventes y eficaces para resolver sus dificultades y no dejaron pasar un quite con gran disposición.

Por fin una corrida de toros

Serafín Marín saludó al arrastre del segundo en lo que fue la valoración para la estadística más importante de la tarde. Interesante encierro de Baltasar Ibán en el que destacaron segundo y tercero, ovacionados, y el cuarto. El catalán logró momentos de emoción y toreo ligado con ese segundo. Falló con la espada y tal vez pudo perder un trofeo. Rubén Pinar cuajó varias tandas por el pitón derecho al tercero y no tuvo opciones con el sexto, el peor del encierro. Fermín Spínola se enfrentó a dos toros de buena condición pero poquito motor.



Tarde de volteretas.

Tarde interesante en Las Ventas gracias a la disposición de los novilleros y al variado juego del encierro que tuvo algunos utreros con nobleza y movilidad. Los tres componentes de la terna sufrieron revolcones sin consecuencias. Sergio Flores destacó sobre todo toreando al natural al novillo que abrió plaza. Javier Jiménez se encontró con un novillo dulce de Navalrosal y cuajó una par de tandas buenas por el derecho antes de que se apagara su oponente. Fernando Adrián despachó al peligroso tercero y se pegó un arrimón muy firme con el sexto.