Vueltas que pudieron ser orejas.


Eduardo Gallo ha protagonizado una gran tarde en el festejo que servía de aperitivo a la inminente Feria de San Isidro. Despejado de mente, suelto de muñecas y con el aplomo que siempre le acompanó, el salmantino se impuso a sus dos oponentes pero el palco, de manera absurda, le negó dos veces y las vueltas al ruedo hubieron de ser sin orejas en las manos. No corrieron la misma suerte ni Salvador Vega ni Oliva Soto, que pasaron de puntillas con el noble encierro de Martín Lorca.
Eduardo Gallo dio la primera vuelta al ruedo tras pasaportar al segundo toro de la tarde, animal manejable y noble, con cierta calidad pero medido empuje, al que el salmantino saludó con templados lances para después desarrollar una labor solemne y serena, con pulso y quietud, que alcanzó su punto álgido con la mano zurda. Cerró por circulares y recorrió el anillo tras pinchazo, estocada y una tibia petición.
Se repitió la historia en el quinto, toro hondo y noble, con buena condición, que sangró mucho en varas y llegó aplomado a la muleta. Lo entendióGallo, en una faena de menos a más, templado y sin violentarlo, con determinación y quietud, edificó una labor de compromiso y esfuerzo, con una parte final entre los pitones propia de torero con aplomo y mente despejada. Tras pinchazo y estocada el presidente, de manera un tanto arbitraria, volvió a denegar un merecido premio.

Salvador Vega dejó algún detalle con el animal que abrió plaza, toro bondadoso pero bajo de raza, hándicap para que la labor del malagueño transmitiera al tendido. Vega lo recibió con lances rodilla en tierra y llevó a cabo una faena limpia rematada de una estocada. El cuarto fue un toro manejable, con un buen pitón derecho, al que el malagueño no terminó de hilvanar faena.   
Con un ejemplar deslucido y con genio, Oliva Soto quiso más que pudo, lo intentó sobre ambas manos y anduvo muy desacertado con el acero. El sexto tuvo movilidad pero le costó emplearse y Oliva, que enlotó los animales de menos opciones, llevó a cabo una faena inconcreta, mal rematada de nuevo con los aceros.

Plaza de toros de Las Ventas. Domingo, 6 de mayo de 2012. Un cuarto de plaza. 

Toros de Martín Lorca y Escribano Martín (3º), nobles y manejables en distinto grado salvo el tercero que desarrolló genio. 

Salvador Vega (de verde esperanza y oro): silencio y pitos.
Eduardo Gallo (de tabaco y oro): vuelta al ruedo tras petición.
Oliva Soto (de sangre de toro y azabache): silencio tras avisoy silencio.

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